Muy recientemente hemos perdido, de manera repentina, a Raúl Massarini.
De una extensa trayectoria en ADPA , ADRHA y – a nivel regional – FIDAGH, Raúl ocupó diversos
cargos en la Comisiones Directivas hasta llegar a la Presidencia de ADRHA, la Vicepresidencia
de FIDAGH y concurrir a la OIT como miembro de las delegaciones. Trabajó décadas en el
Grupo Techint y, en los últimos años, ocupó la Gerencia General del IERIC desde donde se
abocó a dos aspectos críticos para nuestra función en la actualidad: la calificación y
capacitación de los trabajadores, además de la lucha contra el empleo informal.
Hombre incansable y trabajador silencioso, pero firme, aún recuerdo cuando frente a una
inicial resistencia de mi parte a su invitación a sumarme a la Comisión Directiva me dijo:
“Tenemos que renovar ADRHA, traer gente más joven y modernizarnos, sino
desapareceremos” y también, al proponerme la Vicepresidencia me dijo: “a fin de año
renuncio y siguen ustedes, yo los acompaño, apoyo y aconsejo todo lo que necesiten”.
Cumplió a rajatabla su compromiso, estuvo siempre apoyando cada plan, cada iniciativa.
Siempre disponible para una recomendación o un consejo; que en general eran dados en sus
célebres almuerzos en el porteño restaurant La Brigada (donde no sólo tenía una mesa
siempre apartada para él, sino que también tenía una silla con su nombre!). Nos acompañó
con la humildad y grandeza de un caballero, de una persona de bien.
El presente de ADRHA, nuevamente en crecimiento, es el fruto de esa visión de renovación y el
legado que nos dejó y seguiremos honrando.
Además del amor por la profesión, compartí con Raúl la pasión por el golf. En ese deporte es
tradición compartir una mesa luego de la vuelta, ritual conocido como “Hoyo 19”, y es así
como me gusta imaginarlo ahora, sentado con su sonrisa franca, escuchando y compartiendo
experiencias, en la mesa del Hoyo 19.
Hasta siempre querido amigo. Hasta siempre Raúl y gracias!
José Manuel Aggio